HISTORIA DE LA MAQUINA DE COSER

HISTORIA DE LA MAQUINA DE COSER
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Si una persona que sea hábil en trabajos de costura toma una aguja y se pone a coser con toda rapidez y cuenta las puntadas que da en un minuto no podrá menos que sorprenderse cuando sepa que en las fabricas hay maquinas con varias agujas que dan doce mil puntadas por minuto.
Solo entonces podrá comprenderse todo lo que ha hecho por el mundo la máquina de coser. Por que una persona por más rápida que sea tardará un día entero por lo menos para dar esa cantidad de puntadas, por tanto una maquina cose con una velocidad de quinientas veces mayor. Es fácil imaginar cuanto trabajo ahorra y cuanta ropa más se confecciona hoy gracias a este invento.
Hace un siglo todo se cosía a mano. Miles de personas tenían que permanecer sentadas trabajando activamente con agujas y esforzando los ojos hasta altas horas de la noche, afín de coser suficiente ropa para atender las necesidades del mercado hasta que apareció la ingeniosa maquina que hacía rápidamente el trabajo.
En el pasado cuando el hombre tenía que salir a matar animales para obtener el sustento descubrió que podía usar la piel de los mismos para cubrirse. Fue entonces cuando realizó algunos orificios y por ellos pasaba una tira de cuero creando trajes rudimentarios.
Al principio debió hacer los orificios con una espina o con huesos y pasar la tira con los dedos. Luego se le ocurrió hacer ambas cosas al mismo tiempo. Fue entonces cuando moldeó fragmentos de hueso o de bronce hasta aguzarlo, le practicó un agujero e hizo pasar la tira por el agujero y así pudo perforar y coser al mismo tiempo. Había inventado la primera aguja. Se han encontrado agujas muy rusticas en las ruinas de Egipto, Grecia y Roma.
INVENCION DE LA MAQUINA DE COSER
Al primer hombre que se le ocurrió sujetar una aguja a una maquina fue un inglés llamado THOMAS SAINT (1790). Pero la idea no tuvo éxito, luego en 1830 un sastre llamado THIMONIER hizo una maquina muy rudimentaria y la instaló en una fábrica, el sastre no se preocupó por mejorar su máquina y dejó decaer su proyecto.
Alrededor de 1832 GUALTERIO HUNT en Nueva York construyó una excelente máquina provista de una aguja muy fina y una lanzadera para hacer cadeneta. Hunt Cometió el error de abandonar su invento y no patentar.
Luego apareció ELIAS HOWE, quien provenía de una familia Inglesa de agricultores, desde niño le gustaban mucho las maquinas, por eso dejó el campo y a los veintiún años era un excelente mecánico. Su salud era a menudo muy precaria lo cual lo dejaba muchas veces sin trabajo.
Cierto día presenció una conversación entre su patrón y un hombre que había inventado una maquina muy rudimentaria de tejer medias y oyó a aquel afirmar que el hombre que inventara una máquina de coser ganaría mucho dinero.
Poco después, una noche cuando HOWE estaba tendido sobre su cama de enfermo observó a su débil esposa cosiendo con aguja hasta altas horas de la noche por que la pobre tenía que trabajar para mantener la familia. En este instante HOWE empezó a inventar su máquina.
Trabajó largo tiempo y en jornadas nocturnas cuando obtuvo empleo, lo que mas dificultad le ofrecía era el problema de la aguja, tardó un año en descubrir que una aguja con doble punta u con ojo en el centro no le servía. Pero finalmente se le ocurrió colocar el ojo en el extremo de la aguja con una muesca y hacer una lanzadera que llevara la segunda hebra de hilo para cerrar la puntada.
Con el apoyo de un amigo HOWE desafió a varias costureras, ellas con aguja y él con la máquina de coser y ante un tribunal de patentes ganó HOWE, pero lo único que obtuvo a cambio de sus afanes fue la enemistad y el odio de aquellas costureras y de los sastres de aquella época. Sólo veían en su invento un medio para dejarlas sin trabajo. Acosado por la persecución y la falta de dinero para lanzar la maquina al mercado, su amigo le ofreció 500 dólares a cambio de la mitad de los beneficios. HOWE viajó a los Estados Unidos donde trabajó como maquinista de tren. Su salud volvió a quebrantarse y tuvo que rendirse. Por lo menos había obtenido la patente.
Un londinense Guillermo Thomas ofreció a Howe 15 dólares semanales para que le trabajara las maquinas en un taller de costura en Londres Inglaterra, Howe se trasladó pero pronto advirtió que no podía entenderse con Thomas y decidió regresar a los Estados Unidos.
Durante su ausencia se dio cuenta que maquinas semejantes a la suya se estaban vendiendo en el mercado usando sus patentes. Después de una larga batalla ante los tribunales logró obtener los beneficios de su invento, dos años antes de morir.Una de estas maquinas de Howe fue comprada por un inventor de los Estados Unidos llamado Isaac M. Singer, quien perfeccionó el sistema de tensión my después de mucho tiempo de mejoramientos continuos logró comercializar a gran escala las maquinas de coser. Hoy en día las compañías producen millones de maquinas cada año. The Singer Co. Fabrica unos 400 modelos diferentes de maquinas de coser.